Otomíes de Chila de Juárez y el Gasoducto Tuxpan–Tula
¡Ignorancia y discriminación!
La nota reciente de que los otomíes de la localidad de Chila, en el municipio de Honey –Puebla–, deben demostrar su origen como comunidad indígena ante instancias de la Secretaria de Energía (Sener) para ser considerados en la Consulta sobre el Gasoducto Tuxpan–Tula, no evidencia más que la falta de respeto y la ignorancia de aquellos que promueven estas acciones. ¿No se supone que ellos ya conocían las especificidades precisamente de la población y de los recursos que tocarían en caso de aplicar los planes del gasoducto? Por otro lado, cabe preguntarse ¿qué pasa con la población mestiza ante el gasoducto? Ellos, en este caso, sólo son sujetos de omisión.
Foto. Ociel Mora, 2017. "Don Rafael, el otomí Volador"
Es inconcebible e irrespetuoso que, en el caso de los otomíes de Chila, exijan que sean ellos quienes demuestren sus usos y costumbres para poder ser consultados, o de lo contrario quedan fuera de toda consideración, quedando de por medio su territorio con sus recursos naturales y los vínculos culturales que mantienen con éstos. Ante ello, la población otomí: hombres y mujeres; niños, jóvenes, ancianos, curanderos, ejecutaron una serie de Costumbres (ritos chamicos) y danzas característicos de la región y de la comunidad. Una de las finalidades de tales ejecuciones fue poner en evidencia los rasgos indígenas de sus tradiciones, para que los fuereños los califiquen aprobatoriamente como indígenas.
Resulta incongruente que, por lo que toca a sus vecinos otomíes de San Pablito, en el vecino municipio poblano de Pahuatlán, las instancias de gobierno aprueben el fallo positivo de su indianidad, pero no con los de Chila. ¿Acaso no entienden que debemos de pensar en términos de regiones culturales y no en términos jurídico-administrativos? Algo similar ha ocurrido en otras ocasiones con la misma población cuando se ha tratado de su participación en las convocatorias que tocan a la región huasteca, cuando instancias gubernamentales han señalado que los otomíes de Chila de Juárez no formaban parte de la Huasteca, pese a que la población se reconoce y se autoadscribe como habitante de la misma.
Mal por todos aquellos que consideran que "otomíes sólo los de San Pablito". Pura ignorancia denota tal prejuicio en el que, tanto el gobierno como académicos hemos incurrido: el sobredimensionamiento de una sola comunidad (San Pablito), o bien sólo algunos personajes comunitarios, abona precisamente en este tipo de problemas.
Por otro lado, ¿qué pasa con los cambios entre las poblaciones indígenas? Los estereotipos y prejuicios suelen llevar a las instituciones de gobierno, a los antropólogos y otros académicos, a la conclusión de que si dejan de llevar a cabo algunas prácticas que son consideradas características de determinado pueblo indígena, entonces dejan de ser consideradas como comunidades indígenas. Volvemos a lo mismo: prejuicios. Las culturas cambian. Y si bien pueden existir elementos distintivos de un pueblo, éstos cambian con el paso del tiempo, sin por ello dejar de ser indígenas. La etnicidad lo define la propia población y no los fuereños ni sus consultas.
Por donde se quiera analizar, el hecho de una "demostración de rasgos indígenas" sólo denota ignorancia y discriminación de quienes así lo exigieron.